Bulbos

by

Wulfrano Moreno

A lo largo de la historia, los mercados financieros se han visto sacudidos por periodos de frenesí especulativo, en los que la cotización de los activos se dispara por encima de su valor intrínseco debido al aumento de las expectativas. Un ejemplo destacado es la manía de los tulipanes en los Países Bajos durante la década de 1630, considerada a menudo como la primera burbuja financiera en los registros históricos. Durante este período, los precios de los bulbos de tulipán -un producto estéticamente agradable pero económicamente trivial- se dispararon astronómicamente impulsados por la especulación más que por su utilidad real, creando un excelente ejemplo de exuberancia irracional. En el punto álgido de la manía, estos se vendían por sumas equivalentes a los ingresos anuales de un artesano. Alimentada por la superstición de que la valoración no dejaría de subir, la burbuja especulativa tuvo un desenlace inevitable; cuando el sentimiento cambió, los precios se desplomaron, dejando arruinados a muchos inversionistas. El problema principal era el desajuste entre el valor percibido y la utilidad real, una analogía que resuena con la trayectoria actual de la industria de las tecnologías de la información en el ramo de la inteligencia artificial.

Dos son las principales organizaciones beneficiarias del auge de la IA, cuyas valoraciones se han disparado ante las expectativas de un potencial transformador. Sin embargo, un análisis más detallado de sus modelos de negocio revela una desconexión entre las estimaciones actuales y la capacidad realista de generar ingresos. El papel de NVIDIA como proveedor líder de las unidades de procesamiento gráfico utilizados como plataforma para el entrenamiento de las redes neuronales ha hecho que su cotización bursátil alcance cotas sin precedentes. Sin embargo, este mercado es limitado y, a medida que los sistemas maduren, la demanda de actualizaciones de hardware podría disminuir, además que también se enfrenta a nuevos competidores y posibles cambios tecnológicos como chips personalizados que podrían erosionar su dominio del mercado.

El segundo beneficiario por sus avances en modelos generativos es OpenAI, mismo que ha atraído cuantiosas rondas de inversiones. Es importante hacer notar la dependencia de OpenAI de servicios de suscripción para herramientas como ChatGPT, mismos que con diez millones de usuarios suscritos a un precio de 20 USD por mes, no logran justificar su valoración multimillonaria derivada de su capacidad para generar ingresos con su base instalada actual. Aunque las aplicaciones generativas suscitan una atención generalizada, aún tienen que establecer casos de uso empresarial coherentes y escalables. Muchos sectores siguen mostrándose escépticos sobre la rentabilidad de integrarla en sus procesos de negocio y flujos de operación, sobre todo por sus elevadas exigencias computacionales y su limitada capacidad para producir resultados transformadores.

Como en el caso de la crisis de los tulipanes, el dilema principal lo sostiene la especulación exagerada. El sector de la IA se presenta como una fuerza revolucionaria similar a la llegada de Internet o la electricidad, pero esta narrativa a menudo pasa por alto la brecha entre el potencial teórico y el impacto práctico. Los inversores apuestan por un futuro en el que se transformen radicalmente las industrias, pero muchas de estas se encuentran en una fase incipiente, sin que se haya demostrado su capacidad para generar beneficios sostenibles. En última instancia, las infladas valoraciones de las empresas se encuentran alimentando a una burbuja similar a la sucedida durante el siglo XVII.

Aunque no cabe duda de que la inteligencia artificial tiene un inmenso potencial, el desenfreno capitalista actual está impulsado más por sentimientos especulativos que por resultados empresariales concretos. Sin un camino claro para alinear el valor con la utilidad, la industria puede enfrentarse a una dolorosa corrección. Las lecciones de la crisis de los tulipanes nos recuerdan los peligros de disociar los fundamentos económicos de las exageraciones del mercado, una advertencia tan pertinente hoy como hace cuatro siglos.

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